La versión en español está después de la versión en inglés.
Moose is not smiling. He gave us quite a scare yesterday. For a few days, we had noticed he wasn’t eating much of his wet treats. He still expected a treat every there hours (or less) but he then left most of the larger (bite-sized) pieces on the plate. Saturday when I gave the cats their 12:00 treats, Moose came in, sniffed and left the kitchen with the plate untouched. That was a major concern. He then sat in the living room under the chair and I noticed he was drooling. He walked out to the terrace with his mouth open and unmoving, and the drool continued. (When the drool finally dropped to the tile floor, he stopped to inspect it.) He didn’t make a sound. Silence in itself is rare for Moose.
I worried and wondered. San Geraldo immediately got the phone number of a vet that handles emergencies. I called. When we were ready to leave, Moose was still drooling but he was at least moving his mouth. He complained in the travel cage all the way to the vet. Even that was a relief. The vet pulled wide Moose’s mouth and immediately saw the problem. An obvious infection around one of his canine teeth, which had now gone crooked making it painful for him to close his mouth. His teeth had been cleaned a little over a year ago.
The vet gave him a powerful antibiotic and a pain killer. If all goes well, we’ll take him in Tuesday to have the tooth pulled. We just have to make sure he eats in the meantime. I mashed up his treat when we got home and he ate more than half. But this morning, he’s hardly touched his two treats. And now Dudo, in solidarity, isn’t eating his either. He sees Moose leave and he then leaves. We’ll keep trying. Meanwhile, Dudo has been very sweet. When Moose was yowling in the travel cage, Dudo ran over to help. When we got home, Dudo was anxiously waiting at the door. He gives Moose gentle nuzzles and licks. No fights. We’re still anxious but hugely relieved. We both thought he had had a stroke and that we were going to be saying good-bye yesterday.
Moose no sonríe. Ayer nos dio un buen susto. Durante unos días, notamos que no comía muchas de sus golosinas húmedas. Todavía esperaba un bocadillo cada horas (o menos), pero luego dejó la mayoría de los trozos más grandes (del tamaño de un bocado) en el plato. El sábado, cuando les di a los gatos sus golosinas a las 12:00, Moose entró, olfateó y salió de la cocina con el plato intacto. Ésa era una gran preocupación. Luego se sentó en la sala debajo de la silla y noté que estaba babeando. Salió a la terraza con la boca abierta e inmóvil, y la baba seguía. (Cuando la baba finalmente cayó al suelo de baldosas, se detuvo para inspeccionarla). No emitió ningún sonido. El silencio en sí mismo es raro para Moose.
Me preocupé y me pregunté. San Geraldo consiguió inmediatamente el número de teléfono de un veterinario que atiende emergencias. Llamé. Cuando estábamos listos para irnos, Moose todavía estaba babeando pero al menos movía la boca. Se quejó en la jaula de viaje hasta el veterinario. Incluso eso fue un alivio. El veterinario abrió la boca de Moose e inmediatamente vio el problema. Una infección obvia alrededor de uno de sus dientes caninos, que ahora se había torcido, lo que le hacía doloroso cerrar la boca. Le habían limpiado los dientes hace poco más de un año.
El veterinario le recetó un potente antibiótico y un analgésico. Si todo va bien, lo llevaremos el martes para que le extraigan el diente. Sólo tenemos que asegurarnos de que coma mientras tanto. Trituré su golosina cuando llegamos a casa y se comió más de la mitad. Pero esta mañana apenas ha tocado sus dos delicias. Y ahora Dudo, solidariamente, tampoco se come el suyo. Ve a Moose irse y luego se va. Seguiremos intentándolo. Mientras tanto, Dudo ha sido muy dulce. Cuando Moose estaba aullando en la jaula de viaje, Dudo corrió a ayudar. Cuando llegamos a casa, Dudo estaba esperando ansiosamente en la puerta. Le da a Moose suaves caricias y lamidos. Sin peleas. Todavía estamos ansiosos pero enormemente aliviados. Los dos pensamos que había sufrido un derrame cerebral y que ayer nos íbamos a despedir.
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