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La versión en español está después de la versión en inglés.

TO BEGIN WITH, I’M FINE. I took my driving exam (road test) today and I did phenomenally. I was confident, relaxed, comfortable, and I knew throughout that I was doing a great job. The examiner, on the other hand, was one of those excrutiatingly unpleasant sorts. To add to it, she was absolutely panicked about catching Covid. I understand it would be a stressful job to have during these times, riding around in a confined space with all different people. But, I am diligently careful. She flew into rages if she thought anyone got too close to her (within 10 feet, masked, on the pavement). We had to sign her document with our own pen in mid-air without allowing the side of our hand to touch the paper.

There were three other students from my driving school being tested that day — three of us on an automatic transmission and one on manual. The other three were taking the exam for their third to fifth time. I was the third to go and had the impression the two before me failed again. The weather was drizzly; Marbella was mobbed with cars and pedestrians. Not a great day for an exam.

I had a nice visit with the last guy in our group (before his fifth attempt). I commisserated and gave him a pep talk. He spoke little Spanish (being Russian/Latvian/Swedish and working for an international Swedish/English company) and the examiner made no attempt to ease his stress. We were given the list of requirements for the day of the exam. We needed to, of course, wear a mask when we arrived. But we needed also to have a new and individually sealed mask that would be opened and worn when the examiner instructed. I picked up a mask yesterday from the autoschool. The final guy picked one up at the pharmacy. The examiner didn’t like the looks of the one from the pharmacy (too flimsy, she said), despite the fact that the requirement was simply a new and still-individually packaged mask. Our instructor had to convince her it was OK — although she never told the student he could use it before she drove away with the one before us.

Before the second driver left, we were required to identify what was under the hood (bonnet). The second driver fell apart when she was required to find the button to pop the hood. It took her a while but she finally remembered. I think this was her fourth exam. Where’s the coolant? Where’s the brake fluid? I had been holding my mobile in my hand about to put it in my bag, and she said it had better be turned off (it was). I suppose she was afraid I was going to cheat and look up the answer — in plain sight.

After they left, my new friend was panic-stricken and said he was tempted to just go home and forget it. I was the voice of reason (although I was the voice of instability myself a few days ago). It helped when I told him I, too, had been ready to walk away last week. We had a good visit, but when I got out of the car and the examiner snapped at him because he couldn’t understand that she wanted him to get in the car, I could see the distress on his face.

Anyway, I’ll know tomorrow if what she didn’t like was enough for her to fail me. I hope it’s good news, but at least I found my self-confidence — and self-respect. I did a great job, no matter what that jerk thought.

Afterwards, San Geraldo picked me up and we stopped at McDonald’s for a late lunch. And we enjoyed every bite!

By the way, I need to come up with more nasty words to describe people, which aren’t based on sexual identity. Asshole works, I suppose. Today’s examiner was an unkind asshole.

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PARA EMPEZAR, ESTOY BIEN. HOY hice mi examen practico de conducir hoy y lo hice fenomenal. Estaba seguro, relajado, cómodo, y supe desde el principio que estaba haciendo un gran trabajo. La examinadora, por otro lado, era uno de esas personas desagradables. Para agregarlo, estaba absolutamente aterrorizada por atrapar a Covid. Entiendo que sería un trabajo estresante tener durante estos tiempos, andar en un espacio confinado con personas diferentes. Pero, soy diligentemente cuidadosa y ella se enfurecía si pensaba que alguien se acercaba demasiado a ella (a menos de 10 pies, enmascarada, en la acera). Tuvimos que firmar su documento con nuestro propio bolígrafo en el aire sin permitir que el lado de nuestra mano tocara el papel.

Había otros tres estudiantes de mi autoescuela que estaban siendo evaluados: Tres de nosotros con transmisión automática y uno con transmisión manual. Los otros tres estaban tomando el examen por tercera o quinta vez. Fui el tercero en irme y tuve la impresión de que los dos antes que yo fallaron nuevamente. El clima estaba lluvioso; Marbella estaba atestada de coches y peatones. No es un gran día para un examen.

Tuve una buena visita con el último tipo de nuestro grupo (antes de su quinto intento). Me encargué y le di una charla de ánimo. Hablaba poco español (siendo ruso/letón/sueco y trabajaba para una empresa internacional sueca/inglesa) y el examinador no hizo ningún intento por aliviar su estrés. Nos dieron la lista de requisitos para el día del examen. Por supuesto, necesitábamos usar una máscarilla cuando llegáramos. Pero también necesitábamos tener una máscarilla nueva y sellada individualmente que se abriera y se usara cuando el examinador lo indicara. Ayer recogí una máscarilla de la autoescuela. El último chico recogió uno en la farmacia. Al examinador no le gustó el aspecto de la de la farmacia (demasiado endeble, dijo), a pesar de que el requisito era simplemente una mascarilla nueva y empaquetada individualmente. Nuestro instructor tuvo que convencerla de que estaba bien, aunque nunca le dijo al estudiante que podía usarlo antes de que se fueran, dejándonos allí parados.

Antes de que se fuera la segunda conductora, se nos pidió que identificaramos lo que había debajo del capó. La segunda conductora se vino abajo cuando se le pidió que encontrara el botón para abrir el capó. Le tomó un tiempo pero finalmente lo recordó. Creo que este fue su cuarto examen. ¿Dónde está el refrigerante? ¿Dónde está el líquido de frenos? Tenía mi móvil en la mano a punto de ponerlo en mi bolso, y ella dijo que era mejor que lo apagaran (lo estaba) inmediatamente. Supongo que tenía miedo de que yo hiciera trampa y buscara la respuesta — a plena vista.

Después de que se fueron, mi nuevo amigo entró en pánico y dijo que estaba tentado de irse a casa y olvidarlo. Yo era la voz de la razón (aunque yo mismo era la voz de la inestabilidad hace unos días). Ayudó que le dije que yo también estaba lista para marcharme la semana pasada. Tuvimos una buena visita, pero cuando salí del coche y el examinador le gritó porque no podía entender que ella quería que él entrara en el auto, pude ver la angustia en su rostro. De todos modos, sabré mañana si lo que no le gustó fue suficiente para fallarme. Espero que sean buenas noticias, pero al menos encontré la confianza en mí mismo y el respeto por mí mismo. Hice un gran trabajo, sin importar lo que pensara ese idiota.

Después, San Geraldo me recogió y nos detuvimos en McDonald’s para almorzar tarde. ¡Y disfrutamos cada bocado!

Por cierto, necesito encontrar palabras más desagradables para describir a las personas, que no se basan en la identidad sexual. El gilipollas funciona, supongo. La examinadora de hoy fue un gilipollas cruel.