La versión en español está después de la versión en inglés.
I’VE BEEN ON A BIT of a shopping spree recently. It’s not the type of spree I’ve been known to enjoy (I can get carried away), but I suppose this could be considered my pandemic version. Several weeks ago I found a new rain jacket at our El Corte Inglés department store, which recently became an outlet shop. It’s a Gore-Tex jacket by The North Face and was less than half retail price. I saved more than 100 euros. I love bargains.
I needed a new pair of shoes good in the rain. My Gore-Tex Ecco shoes purchased in Norway several years ago have been worn to death — rain or shine. Surprisingly their soles were never very good on slippery streets. I found a new pair of Gore-Tex Eccos with slip-resistant soles. Normally 190 euros, they were on sale for 90. I was so happy. I consistently wear size 46 (USA 12) in Ecco shoes. My sciatica hurt when I bent to put the shoes on. So I did a quick, “Oh that feels good!” and brought them home. I then wore them twice and thought I just needed to get used to them. The last time I put them on was when my hip was feeling good. I bent down and pressed on the toes and realized the shoes are too big. Crap! Too late to return or exhange them. I tried giving them to Tynan and Elena’s son, Alexander, but he wears a size smaller than I do. I know they’re too big for Pedro (having already passed along a great pair of Nikes to him). Something else for the charity shop. I went back to the shoe store to buy another pair, which would mean I actually paid full price afterall, but they only had them in size 42. I found size 45 online for 150-something. So much for my bargain. And what if I need 44? No new shoes for now. I’ll make do.
I had checked out the windows of a downtown shop, on Plaza de la Constitución, called Ole Tú many times but never went inside. After going bust back at the shoe store, I stopped in. I got a new pastry brush for San Geraldo (he loves it and used it for yesterday’s Moorish Chicken and Nut Pie). I bought myself two luxury bar soaps. I carefully studied the ingredients and benefits of each soap on display. I can’t now remember what’s in the two bars I bought, but I know they’re good for old, dry skin. They didn’t say “old” but they did mention anti-aging. Anyway, they smell good.
The basement level of the shop was filled with more housewares, decor, toys, and novelties. The final four photos are all the things I passed up. I don’t care what they say. Mankinis and Willy Warmers could not possibly be one-size-fits-all.
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RECIENTEMENTE HE ESTADO EN UNA juerga de compras. No es el tipo de juerga que he sido conocido por disfrutar (puedo dejarme llevar), pero supongo que esto podría considerarse mi versión pandémica. Hace varias semanas encontré un chubasquero nuevo en nuestro El Corte Inglés, que recientemente se convirtió en tienda outlet. Es una chaqueta Gore-Tex de The North Face y costaba menos de la mitad del precio minorista. Ahorré más de 100 euros. Amo las gangas.
Necesitaba un nuevo par de zapatos buenos bajo la lluvia. Mis zapatos Gore-Tex Ecco comprados en Noruega hace varios años se han desgastado hasta la muerte, llueva o haga sol. Sorprendentemente, sus suelas nunca fueron muy buenas en calles resbaladizas. Encontré un nuevo par de Gore-Tex Eccos con suelas antideslizantes. Normalmente 190 euros, estaban en oferta por 90. Estaba tan feliz. Siempre uso la talla 46 (USA 12) en zapatos Ecco. Me dolía la ciática cuando me incliné para ponerme los zapatos. Así que hice un rápido, “¡Oh, eso se siente bien!” y los trajo a casa. Luego los usé dos veces y pensé que solo necesitaba acostumbrarme a ellos. La última vez que me los puse fue cuando mi cadera se sentía genial. Me agaché y apreté los dedos de los pies y me di cuenta de que los zapatos eran demasiado grandes. ¡Tonterías! Demasiado tarde para devolverlos o intercambiarlos. Intenté dárselas al hijo de Tynan y Elena, Alexander, pero usa una talla más pequeña que yo. Sé que son demasiado grandes para Pedro (ya le he pasado un par de Nikes geniales). Algo más para la tienda benéfica. Regresé a la zapatería para comprar otro par, lo que significaría que en realidad pagué el precio completo después de todo, pero solo los tenían en la talla 42. Encontré la talla 45 en línea por 150 y algo. Pero, ¿y si necesito 44? No hay zapatos nuevos por ahora. Me las arreglaré.
Había revisado muchas veces los escaparates de una tienda del centro llamada Ole Tú, pero nunca entré. Después de regresar a la zapatería, me detuve. Compré una nueva brocha de pastelería para San Geraldo (a él le encanta y la usó para el pastel de pollo y nueces de ayer). Me compré dos jabones de barra de lujo. Estudié cuidadosamente los ingredientes y beneficios de cada jabón en exhibición. Ahora no puedo recordar qué hay en las dos barras que compré, pero sé que son buenas para la piel vieja y seca. No dijeron “vieja”, pero sí mencionaron antienvejecimiento. De todos modos, huelen bien.
El sótano de la tienda estaba lleno de más artículos para el hogar, decoración, juguetes y novedades. Las últimas cuatro fotos son todas las cosas que dejé pasar. No me importa lo que digan. Mankinis y Willy Warmers no podrían ser iguales para todos.
• Útil para aliviar el estrés, eso me han dicho.
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