La versión en español está después de la versión en inglés.
Yesterday was another exciting day in Fuengirola. I folded laundry and picked up the house in preparation for Isabel’s arrival to clean today. I edited all my photos from my Tuesday in Málaga. I watered and talked to some plants. I put away a bunch of old framed photos that had been sitting on shelves in the bedroom and unpacked San Geraldo’s Russian bear toy collection. I’ll share photos of those another day.
SG was in the Soviet Union on a student trip in 1970 and started collecting Russian bear toys. Most have survived. Russian bears are apolitical. We are not. We aren’t buying any now. However, it’s nice to have them on display again. They evoke memories of a gentler time — when Russia was home to a crushing authoritarian regime.
We had a friend in Washington D.C. in the 1980s who had a very talkative parakeet (budgerigar) named Tori. Our friend taught Tori to say, “Workers of the world unite. You have nothing to lose but your chains.” It was impressive. Over time, however, Tori (who was always asking for orange juice) got confused and instead said, “Workers of the world unite. You have nothing to lose but your juice.”
I chatted with The Kid Brother last night. We chat every Tuesday. I knew yesterday was Wednesday except for when it came to chatting with The Kid Brother. I somehow missed the Tuesday call. One very large brain fart. There must have been a staff member in the apartment, because he chatted from his bedroom instead of from the dining room. And he had the TV on full blast. I asked if there was someone there. He said “What?” I asked again. He said, “Where?” I said, at the top of my voice, “You need to turn down the TV! You can’t hear me!” “I can hear you!” “Then why do I have to repeat everything?” His response: “What?” I gave up. I didn’t realize I was a day off until I wished him a good day at work and he laughed. He said, “I just got back!” “You worked today?” “Yeah!” But you told me you’re still working Wednesdays.” “I do!”“But then why did you work today?” “This IS Wednesday, you knucklehead!” We laughed. I apologized and then we signed off. I was tired of yelling. I had a headache and my throat hurt.
Let’s return to Lagunillas in Málaga and the faces of the people, comrade. After that conversation with The Kid Brother, I need some of what that guy is smoking in the top image. Come to think of it, maybe I’ve already had too much.
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Ayer fue otro día emocionante en Fuengirola. Doblé la ropa y recogí la casa en preparación para la llegada de Isabel para limpiar hoy. Edité todas mis fotos de mi martes en Málaga. Regué y hablé con algunas plantas. Guardé un montón de viejas fotos enmarcadas que habían estado en los estantes del dormitorio y desempaqué la colección de juguetes de osos rusos de San Geraldo. Compartiré fotos de esos otro día.
SG estaba en la Unión Soviética en un viaje de estudiantes en 1970 y comenzó a coleccionar juguetes de osos rusos. La mayoría ha sobrevivido. Los osos rusos son apolíticos. No somos. No estamos comprando nada ahora. Sin embargo, es bueno tenerlos en exhibición nuevamente. Evocan recuerdos de una época más apacible — cuando Rusia era el hogar de un régimen autoritario aplastante.
Teníamos una amiga en Washington D.C. en la década de 1980. Ella tenía un periquito muy hablador llamado Tori. Nuestra amiga le enseñó a Tori a decir con su vocecita de periquito: “¡Proletarios de todos los países, uníos! No tienes nada que perder excepto tus cadenas.” Fue impresionante. Con el tiempo, sin embargo, Tori (que siempre estaba pidiendo zumo de naranja) se confundió y en su lugar dijo: “Trabajadores del mundo, uníos. No tienes nada que perder excepto tu zumo”.
Charlé con El Hermanito anoche. Charlamos todos los martes. Sabía que ayer era miércoles, excepto cuando se trataba de charlar con El Hermanito. De alguna manera perdí la llamada del martes. Un pedo cerebral muy grande. Debe haber habido un miembro del personal en el apartamento, porque hablaba desde su habitación en lugar de desde el comedor. Y tenía la televisión a todo volumen. Pregunté si había alguien allí. Él dijo “¿Qué?” pregunté de nuevo. Él dijo: “¿Dónde?” Dije, con todas mis fuerzas: “¡Tienes que bajar el volumen de la televisión! ¡No puedes oírme!” “¡Puedo oírte!” “Entonces, ¿por qué tengo que repetir todo?” Su respuesta: “¿Qué?” Me di por vencido. No me di cuenta de que tenía un día libre hasta que le deseé un buen día en el trabajo y se rió. Él dijo: “¡Acabo de regresar!”. “¿Trabajaste hoy?” “¡Sí!” “Pero me dijiste que todavía trabajas los miércoles.” “¡Sí!” “Pero entonces, ¿por qué trabajaste hoy?” “¡Este ES miércoles, cabeza de chorlito!” Nos reímos. Me disculpé y luego nos despedimos. Estaba cansado de gritar. Me dolía la cabeza y me dolía la garganta.
Volvamos a Lagunillas en Málaga y las caras de la gente. Después de esa conversación con El Hermanito, necesito un poco de lo que está fumando ese tipo en la imagen superior. Ahora que lo pienso, tal vez ya he tenido demasiado.
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